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       urante la Guerra de Independencia, León -fortaleza realista- fue tomada o amagada por los insurgentes: en 1810 entra José Rafael de Iriarte, adicto a Hidalgo; en 1811 amenaza Albino García; en 1812 penetra Pedro García; en 1815 amaga Santos Aguirre; en 1817 invade Mina parte de la villa, y él y Moreno son sitiados y derrotados después en el cercano Fuerte del Sombrero; en 1821 Iturbide -convertido en jefe trigarante- ocupa la población en la que antes él y Calleja, García Conde y Negrete actuaron como realistas. En este último bando se distinguió el subdelegado leonés Manuel Gutiérrez de la Concha, muerto en combate allí, en 1812. Iturbide edificó poco después un baluarte que fue demolido en 1851. Algunos pasadizos subterráneos podrían datar de esa guerra.

      Desde 1779 se promovió elevar la villa al rango de ciudad, lo que al fin se obtuvo por decreto del 2 de junio de 1830, denominándose León de los Aldamas. No teniendo escudo de armas, se dice que había adoptado en 1822 uno en que se veían el Ojo de Agua, el puente del Coecillo, la loma de la Soledad y el baluarte, pero el que conocemos sólo tiene los dos últimos elementos y un león. (También parece haberse usado como emblema, antes de 1856, una imagen de San Sebastián, patrono de la ciudad). A pesar de epidemias de viruela en 1815, 1830 y 1840, de sarampión en 1825 y 1836, y de cólera en 1833 y 1850, León aumentó su población de 1810 a 1850: tanto en la primera fecha como en 1818 dícese contaba con 30 mil habitantes (seguramente en el Distrito y no exclusivamente en la villa), y es probable que en los 8 años la cifra permaneciese estacionaria por las vicisitudes de la Guerra de Independencia. En 1837 decíase había en la flamante ciudad 26,937, mientras la capital del Estado albergaba 35,733, pero ya en 1840, cuando, conforme a estos censos civiles no podría haber más de 30 mil, se estimaba la población de aquélla en 50 mil y la de su distrito en 75 mil En 1851 calculaba el benemérito padre Ignacio Aguado 80 mil feligreses para su curato de León, e igual número le asignaba en 1854 en su Brevísica Relación Histórica el padre Luis Manrique (siendo la demarcación de la parroquia casi la misma que la del distrito). Al lado de este incremento demográfico, desde 1824 era bien perceptible la importancia comercial de León, pues en ese año el viajero Beltrami afirmaba que paraban allí "mercaderes de las cuatro partes del mundo y que era "rendez-vous de una gran parte de la más bella y más rica providencia de México, El Bajío". Al año siguiente el gobierno nacional concedió que León celebrara una feria del 23 al 30 de diciembre, la que debió ser muy concurrida. Apenas alcanzado el rango de ciudad, sus industrias principalmente las de rebocería, talabartería, curtiduría y calzado, cuyos origenes, para algunos datan de la Colonia empezaron a prosperar.

      Transformada la Intendencia de Guanajuato en el Estado de ese nombre desde 1824, la antigua alcaldía mayor de León se convirtió, en 1827, en uno de los 4 departamentos que integraron dicha entidad, teniendo al frente un jefe político (o, más tarde, un prefecto) y conservando la misma jurisdicción colonial -de la Sierra de Comanja al Río Lerma- hasta 1857. En la cabecera se hicieron mejoras materiales: en 1828 se construían los portales de la plaza principal; en 1835 se establecía el alumbrado público (que Guanajuato tenía desde 1827); de 1831 a 1849 se construían o reparaban varios puentes, particularmente el ya demolido de la Calzada, y en la última fecha se abría el camino a Lagos (comunicándose así más fácilmente con Guadalajara). Las diligencias ligaban para entonces a León con la capital del Estado y con la de la República. Con ésta quedó comunicada por el telégrafo en 1853 (siendo la segunda línea que se estableció).

      Paralelamente se realizaban otros progresos: desde 1823 el ayuntamiento leonés se encargaba del antiguo Hospital de San Juan de Dios y en 1825 se instauraba una Junta de Sanidad (reinstalada en 1850) ; en 1830 se editaba un método curativo contra la viruela, y en 1851 se fundaba un hospicio para pobres. Desde 1825 se había vendido una imprenta en la entonces villa, pero no se tienen impresos leoneses sino desde 1840 y el primer periódico de que se sabe es de 1855. El ayuntamiento adquirió en 1830 una casa donde instaló la Escuela Principal de Niños, y en 1834 se abrió la Escuela Nacional para Niñas; en 1851 se iniciaba una Escuela Nocturna y en 1853 se inauguraba una Academia de Música y Dibujo.

      La Iglesia participaba en primera línea en el progreso educativo: el padre José Ignacio Aguado fundó en 1840 el Instituto de San Francisco de Sales y en 1844 el Colegio de la Madre Santísima de la Luz, del que se encargaron, de 1847 a 1857, los padres paulinos. Éste, que fue el antecedente del Seminario, contaba ya, para 1850, con 560 alumnos que procedían de diversos lugares del país.

      León es particularmente propicio para estudiar el desarrollo del estilo neoclásico y sus tardías reminiscencias, a lo largo de más de un siglo -con ejemplos pobres u opulentos- tanto en construcciones civiles como eclesiásticas. En cuanto a éstas, son la más antigua manifestación de ese estilo unos altares del templo de la Soledad que datan de 1806. Luego vienen el templo de San Francisco de Paula, concluido en 1829; el de San Nicolás Tolentino, edificado entre 1804 y 1848; la fachada de la Parroquia, cuya ornamentación se terminó en 1836; el oratorio de San Felipe Neri -donde se admiran portada, torre y cúpula-, acabado en 1839, y la capilla del Santo Nifio, de 1856. Dentro de ese estilo se prosiguió, en 1831, la obra de la antigua "Compañía Nueva" -abandonada desde 1767-, pero ya en 1842 estaba paralizada, y aunque en 1855 se hacían reparaciones, no se trabajó diligentemente sino hasta que el primer obispo de León, Díez de Sollano y Dávalos impulsó, a partir de 1864, la construcción, para que fuese la catedral. También otros templos se edificaban por entonces, pero no se concluyeron sino después de 1857. Pocos edificios civiles se erigieron, entre ellos la Plaza de Gallos, que databa de 1802 (y servía además para teatro, conciertos y canto), y plazas de toros como la construida en 1844. Otras obras públicas fueron puentes como el de La Calzada (1849) y alguna fuente desaparecida. La Brevísima Relación Histórica de la fundación, progresos y estado actual de la ciudad de León, que en 1854 dio a luz el padre Luis Manrique, resume los progresos hasta entonces alcanzados; en ella se dice que "las casas, con muy pocas excepciones, son de un solo piso". Quedan algunas del fin de esta etapa. Al concluir debieron tomarse las primeras fotografías que darían idea de cómo era la ciudad (para Guanajuato las hay desde 1855). Un plano de hacia 1850 la muestra, por vez primera, en toda su extensión, en los momentos en que los antiguos pueblos de San Miguel y el Coecillo iban a convertirse en barrios de la ciudad y cuando empezaba ésta a disputar a Guadalajara el segundo rango en la República, en número de habitantes. Hasta 1857 no hubo cambios profundos, previniendo la herencia colonial. La Guerra de Reforma incrementaría su población, al convertirla en "La Ciudad del Refugio", islote de paz en medio de marejadas sociales.
 
 
 
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